Cuando me pregunto cómo puedo hacer algo bueno para el prójimo a través de la pintura, el sentimiento me lleva al arte como medicina, aliento y vuelta al origen, en el equilibrio, armonía, orden y conexión con el cosmos y la naturaleza en un reflejo de nuestro universo interior. Durante mi juventud, tras una básica formación me adentré y practiqué la pintura expresionista, principalmente en la vertiente neoexpresionista, aunque también en la abstracción y en el paisaje, desembocando dichas prácticas en el arte zen, en el cual estoy ahora trabajando, en paralelo con la práctica del zen en la sangha de Plum Village en base a la enseñanza del noble maestro Thich Nhat Hanh y su linaje. Y, sin embargo, la obra que salía de mi alma siempre fue de algún modo zen, caminando hacia un silencio sanador, la paz, el vacío, la catarsis, la transcendencia, la autenticidad, la esencia… De hecho, el zen va a la esencia. La pintura china antigua ha seguido una evolución que va de una tradición marcada por el realismo hacia una concepción cada vez más espiritual. Por espiritual no entendemos una pintura de temas religiosos, sino una pintura que tiende de por sí a convertirse en espiritualidad. Este tipo de pintura no busca ser un simple objeto estético; tiende a convertirse en un microcosmos que vuelve a crear, de igual manera que el macrocosmos, un espacio abierto donde la verdadera vida sea posible. Así, recreando un microcosmos total en el que prima la acción unificadora del Aliento-Espíritu, en la que el propio vacío, lejos de ser sinónimo de impreciso o arbitrario, es el lugar interno en el que se establece la red de los alientos vitales. Ahí se asiste a un sistema que actúa por integraciones de sucesivas aportaciones más que por rupturas. Y la Pincelada, cuyo arte es llevado por los pintores a un grado supremo de refinamiento, al encarnar lo Uno y lo Múltiple en la medida en que se identifica con el propio Aliento original y con todas sus metamorfosis, no contribuye menos a esta permanencia de una práctica significante inagotablemente perseguida. François Chang La experiencia penetrante de la no-mente llegará de manera natural cuando te mantengas internamente vacío y tranquilo mientras permaneces externamente desidentificado de tus percepciones. Entonces las preocupaciones no afectarán a tu pensamiento y tu espíritu permanecerá imperturbable en medio de cualquier perturbación. Maestro Yuan Wu Así pintando, desidentificado de las percepciones, desde la esencia en una incólume transcendencia. Una vez establecido el contacto espiritual, las formas esenciales serán realizadas; el espíritu del universo será, asimismo, percibido. ¿No será entonces la pintura tan verdadera como la naturaleza misma? Zong Bing